REFLEXIÓN 5: ¡QUÉ COMPLICADO ES EL ARTE!
En una conversación que tuve con Manolo Oyonarte, me dijo que la creatividad es fácil y a la vez difícil. A mí me cuesta un enorme derroche de energía y esfuerzo realizar una obra mía. Y me cuesta mostrar mi obra, no por el hecho de que me arriesgue a toparme con el enésimo toreo del funcionario que cree saberlo todo por el cargo que ostente sino por los comentarios de gente que se cree culta sin serlo. Cosas así como “esto me recuerda a la forma de colorear de fulanito”, “a la forma de dibujar de tal otro”. ¿Cómo se siente cualquier artista ante estas cosas?
Exactamente lo mismo decía José Manuel Ballester.
Creo que antes de juzgar la obra de cualquier artista, hay que pensar en las horas que ha invertido en tomar decisiones y documentación para realizar la obra. Hay poca cultura de valoración de los esfuerzos creo. ¿Existe el artista que piensa en otros artistas cuando trabaja? Rotundamente no, opino. Eso no me pasa a mí al menos. Ocurre cuando tengo dudas, cuando hay algo que no parece ir bien, pues, bueno, tomo enciclopedias, navego por Internet, echo mano de mi memoria, de conversaciones con otros artistas y ven cómo han solucionado otros ese problema.
Me pasó con mi último cuadro. Con esa isla con casas enjalbegadas que acabé poniendo en medio del mar.
¿Cómo lo solucioné? Vi obras de Mantegna y su “Muerte de la Virgen” me dio ideas sobre la perspectiva falsa. Obras de Arnold Böcklin, de Vittorio Carpaccio, a quien le encantaba pintar islas, de Friedrich y de Oehme, de Odilon Redon. Soluciones en épocas distintas sobre el mismo concepto.
Pero bastante gente no capta lo que se dice sino cómo se dice. A este paso, todos nos pareceremos a todos más que seremos diferentes de todos.
Y el factor sorpresa dejará de emocionar. Me preocupa.