Creo que el arte deriva en múltiples lenguajes artísticos, y dentro de las grandes ramas de la actitud representativa de la realidad visible, escojo la figurativa en sus diversas modalidades. Pienso que mi obra oscila entre el impresionismo colorista y el realismo más fotográfico. Pero siempre he procurado no caer en la univocidad de las imágenes que derivasen en el iconismo de las mismas. Para mí la representación de la realidad no puede conformarse con un único significado si no va a ser trascendental. Por eso, me veo simbolista. En todo caso, los criterios los dejo para los entendidos que son quienes pueden juzgar mis trabajos mejor que yo. Mi obra artística se desdobla en dos facetas, la literaria y la pictórica. Se ha dicho que soy poeta que pinta y pintor que poetiza. Tal vez sea cierto que ambas disciplinas se complementan en mi obra. Aún no he tenido ocasión de contemplar ambas reunidas en un mismo contexto; pero el trabajo diario me permite intuir las posibilidades que ambos lenguajes me brindan para sugerir un universo propio. Para mí, todo tiene base literaria y a la vez artística. Son lenguajes con los que crecí desde mi infancia, gracias a la ambición cultural que había en mi entorno familiar, a las múltiples lecturas y a la constante dedicación dibujando y pintando mucho para mi gran sueño de ingresar en Bellas Artes, hecho ocurrido allá en 1981. El título de esta exhibición se refiere a diversas obras escogidas de series realizadas a lo largo de mi trayectoria.
Este no es un poemario al uso. No estaba previsto en el guión. El título procede de un poema largo que ganó el Premio Soledad Escassi. Fue algo inesperado. El poema iba destinado a “Palabras para otras voces”, acaso para su núcleo central. El premio no tenía cuantía económica, facilitaba que publicara un libro con el poema y otros más inéditos. Por eso nació esta obra, de la que aún conservo algunas copias.
El premio tiene especial relevancia para mí porque me presento a muy pocos premios, por falta de tiempo, de energía, de convicción, por ello que dicen que la gran mayoría de ellos están ya dados, y porque es muy difícil ganarlos. Mucho. ¡¡Hay tantos poetas tan buenos, tan buenos!! ¡¡Y tantos pintores tan buenos!!
Aquel jurado exclusivo que decidieron premiar mi trabajo fue compuesto por Alfredo Piquer como presidente y sin derecho a voto, Emilio Porta, Paco García Marquina, Raquel Lanseros, Ana Garrido y Elvira Daudet (ya fallecida). Grandes poetas todos ellos, grandes referentes para nuestra cultura actual.
“A veces lo visible” es mi primer libro de poemas, que no mi primer poemario. Antes que él hay un cuadernillo que publiqué con la editorial de Verbo Azul, “Jardín de esquemas”, poemas prosaicos en verso que para mí no tiene interés aquí. Fueron inicios y primicias. Luego fui aprendiendo a trabajar con los versos blancos, los que se usan asiduamente hoy día. La estrofa donde mejor me expreso. “A veces lo visible” es su primer resultado.
También con esta obra, inauguro la costumbre de ilustrar mis propios libros, cosa que ya hice con algunos amigos míos como Juan José Alcolea, Pedro Antonio González Moreno entre otros. Son tres dibujos a portaminas sobre los tres lugares a los que alude el libro que se puede entender autobiográfico. El portal de mi casa natal, en Melilla; mi rincón preferido de la casa de mi madre en Madrid y mi objeto preferido de la casa de mi padre en Málaga, un reloj de péndulo que se quedó mi hermano. Y los poemas.
Lo que más guerra me dio fue titular la obra, creo que tardé tanto tiempo en encontrar el título como en escribir la obra. En un principio tenía un título surrealista que prefiero no suscribir y que según indicación de una amistad mía, no tenía nada que ver con el contenido. “A veces lo visible” viene de uno de los versos del último poema del libro. Fue editado por la extinta editorial Poeta de Cabra, ahora Libros del Mississippi.
Esta es una obra sobre la que tengo la sensación de que sigue sin estar cerrada. Comenté tanto a Lidia López Miguel, mi editora, como a algunos amigos poetas, la posibilidad de reediciones con más y nuevos poemas. Por ello, que a nadie sorprenda una reedición sobre la cual no puedo concretar fecha aproximada. Lo anunciaré debidamente.
Trata de un poemario ucrónico sobre hechos históricos del pasado nunca vividos. Esta vez la otredad está basada en el alejamiento de la experiencia del yo viviente. Un claro ejemplo sobre mi posición respecto a la poesía del conocimiento. No está bien que yo lo diga, pero estoy orgulloso de este trabajo porque me sigue pareciendo un sueño vital. Se ha dicho de mi pintura que es misteriosa y sin límites claros, este libro parece ser lo mismo, intrigante y envolvente. Pero ya os digo, no está bien que yo lo diga. Mejor que los críticos la juzguen o que nadie diga nada y caiga en el olvido, lo más miserable de la existencia.
La portada que lo ilustra -¡¡y hay que ver qué portadas más bonitas las de los libros de la editorial Lastura!!- es la reproducción de un cuadro mío, un bodegón cubista que tengo colgado en el salón de mi casa. Aunque no me gusta el cubismo, experimenté en una breve etapa de mi vida con este estilo y el mejor resultado ha sido este. No tiene prólogo, no he tenido el valor de pedirlo a ningún amigo poeta, y sé que hay tanta gente encantada por presentarme y prologarme. En fin.