21 abril 2021, miércoles
6 horas, 32 minutos de sueño; de ellos, 32 minutos de sueño profundo. Día parcialmente nublado. Algo fresco con un poco de brisa.
Escribir un diario es reconocer nuestro vínculo con la rutina. Dedicamos unas horas a unos menesteres, y otras a otros diferentes. Incluso cabe dar cabida a los sueños.
Llevo días inquieto. Mi vecino vende la casa de al lado. Sin embargo, soy consciente de que algún día me mudaré de esta casa hacia otro barrio. Vivo con mi hija. Lleva unos días atroces. Es una larga historia que trataré que hilvanar a medida que pasen los días. Es primavera pero hoy está marceando bastante.
Llevo días también sin ver a Adela. Es inevitable. Llego a casa cansado y tengo mucho que hacer. Tengo que tener el cuadro enmarcado y listo para el día 30, pero falta mucho. Es un pasquín pintado con imágenes claveteadas, un intento de trampantojo. Debo acabar la copia de Estigia de Patenier, seguir rotulando las letras (condenada labor que detesto pero que me aporta seguidores), dar cuerpo al conjunto; y conseguir rápidamente poner un marco metálico, acaso dorado.
En fin, voy a intentar dormir un poco para tener la mente despejada esta noche. Quizás esta lluvia repentina me facilite la labor.